Economía circular


 

Retroalimentación de sistemas no lineales e interacción con la biosfera

 

La llamada economía circular, en sentido estricto, es un modelo estratégico que tiene por objetivo principal el control ecológico de todos los procesos e interacciones desde el nacimiento, creación o extracción de un producto, hasta el fin de sus días útiles, pudiendo reintroducirse de nuevo en la biosfera, recirculando y ocasionando el mínimo impacto en cualquier sentido para la vida.

 

Naturalmente, cuando hablamos de estos procesos, abarcamos un amplísimo espectro de circulación paralelo y continuo de los mismos, debiendo ser supervisados todos y cada uno de ellos simultáneamente en la trayectoria y acompañamiento de los productos, desde los primeros momentos de su vida, para favorecer en condiciones ecológicas su vuelta al principio.

 

Las grandes escuelas del pensamiento relacionadas con la economía circular surgieron en la decada de los 70, pero no comenzaron a cobrar cierta  relevancia hasta la decada de los 90. El término economía circular se empezó a utilizar por primera vez en los años 80 para describir el sistema cerrado de interacciones entre economía y medio ambiente, pero fue en 1989 con Pearce y Turner a través de su trabajo sobre economía circular1 los que empezaron a sentar las bases. Unos años más tarde, ya en 2002, M. Braungart y W. McDonough, con sus trabajos sobre filosofía del diseño, acuñaron el título «de la cuna a la cuna» C2C2, donde se evidencia el sentir de la economía circular. Gunter Pauli en 2010 con la descripción y enfoque de sistemas de economía azul³ vino a reforzar el concepto, y posteriormente en 2012, es cuando el concepto general consiguió un fuerte espaldarazo con la aportación de Ellen MacArthur4 a través de su fundación, desde donde comenzó a fomentarse la retroalimentación de sistemas no lineales y las interacciones con la biosfera. De forma paralela la teoría que ha calado también con fuerza es la de la biomímesis o imitación de los procesos naturales y la innovación de la ciencia emulando a la naturaleza, articulada por Janine Benyus5.

 

Desde las famosas e historicas 3R (reducir, reciclar y reutilizar), el recorrido de la economía circular ha ido obviamente ampliandose, explicandose y a veces incluso retrocediendo sobre el terreno, pero con el tiempo se han unificando criterios y conceptos que muchas veces estaban en función de modas o intereses nacionales.

 

Desde el nacimiento de la teoría estratégica de la economía circular es en el siglo XXI cuando nos encontramos el planeta postrado y herido de gravedad en materia mediambiental, con repercusiones graves que afectan a la compatibilidad de la vida tal y como la queremos vivir en un futuro muy próximo. Desgraciadamente, en el plazo de menos de 100 años, si seguimos con esta actitud el planeta lineal, con el mismo sistema económico y de consumo progresivo, la incompatibilidad llegará a su máxima expresión.

 

En Japón y Alemania, por citar dos ejemplos de paises economicamente desarrollados, la economía circular se ha basado tan solo en la gestión de residuos (3R), a pesar de las voces discordantes que reclaman la necesidad de ampliar politica y socialmente la intervención y los objetivos para tener un mayor control de los procesos intermedios llamese fabricación, transporte, manipulación de manufacturas etc. y para que estos sean menos agresivos con la calidad ambiental y el medio al que esos residuos posteriores van a verse abocados.

 

Otros paises, han intentado copiar estos procesos, aun a sabiendas que eran insuficientes, e incluso han intentado, en la teoría y simbólicamente, proponer y ampliar con nuevas R –hasta 7 en la actualidad: reducir, reciclar, reutilizar, reparar, reusar, rediseñar, renovar–, con más vocación propagandística que otra cosa.

 

La idea que subyace en 2021 es que el actual sistema de vida, aprovechamiento y disfrute de los recursos naturales, necesita ser transformado profundamente y sin tibiezas, con decisiones gubernamentales a nivel global para que una verdadera economía circular prime por encima de intereses partidistas, transnacionales, macroeconómicos y de lobbies de presión.

 

Según Linder y Williander, un modelo circular es “un modelo de negocio en el que la lógica conceptual para la creación de valor se basa en la utilización del valor económico retenido en los productos después del uso en la producción de nuevas ofertas”6.

En ese sentido, también es justificada y reafirmada en amplitud, la necesidad de implantación del negocio circular tal y como asegura Stepehen Gee cuando afirma que7 “el modelo lineal que seguíamos hasta ahora ha hecho aguas con la crisis”.

 

Al hilo de lo anterior, valga como muestra el hecho, que aunque plausible por haber llegado, quizá no tanto por cuanto ha tardado en plasmarse, sería la cuestión que este mismo mes de abril el Congreso español dio luz verde a la ley de Cambio Climático y Transición Energética, proyecto legislativo que lleva años de retrasos, y en el caso de que el Senado no haga cambios en el texto legislativo, se prevé que quede aprobado de forma definitiva en mayo.

 

Los objetivos de esta Ley de Cambio Climático y Transición Energética se enmarcan en los objetivos que exige la Unión Europea, pero en el caso de nuestro país, las pretensiones que la propuesta gubernamental de alcanzar objetivos que favorezcan la economía circular, al igual que las pretensiones de países vecinos en la misma materia, permiten demasiada laxitud temporal en alcanzar objetivos medioambientalmente rentables para la salud del sistema y sus pobladores. Así, se está fiando a demasiado largo plazo, el que, por ejemplo, esperar hasta que llegado el año 2050 en que en España no se podrá emitir más CO2 del que se pueda capturar mediante los bosques u otros sumideros del gas de efecto invernadero que pueda haber.

 

¡Demasiados residuos y durante demasiado tiempo para seguir prolongando el sistema lineal!

 

La idea prínceps que sustenta la economía circular es otra cosa que simular sin pensar en el funcionamiento de la naturaleza con dinámicas que ponen de manifiesto la no existencia del concepto residuo.

 

En la era post-industrial si los residuos de producto cuando dejen de ser rentables, no se vuelven a reincorporar adecuadamente en el sistema o bien siendo biodegradables, o bien pudiendo desensamblarse y ser reutilizados como nuevo recurso para diferentes cometidos para el que fueron puestos y empleados primigeniamente en el sistema, flaco favor estaremos haciendo a la práctica de la economía circular.

 

Este nuevo paradigma plantea medidas prácticas y cambios políticos intensos que marquen las pautas no sólo en el sistema productivo, sino también y con urgencia en sectores de la transformación de materias primas y bienes de consumo, así como la necesidad en especial de cambios de tipo personal a nivel individual y de colectividad en cuanto a hábitos cotidianos que permitan en conjunto reducir al máximo los impactos lo antes posible y a medio plazo.

 

Medidas todas ellas que palien el grave desequilibrio ambiental que hemos generado.

 

(1)Economics of Natural Resources and Environment.(1989).David Pearce& Robert Kerry Turner.

(2) Cradle to Cradle.McGraw-Hill.(2005) M.Braungart &W.McDonough.

(3)Blue Economy:10 Years,100 Innovations,100 Mllion Jobs.Gunter Pauli.Paradigm Pubns.(2010)

(4)Towards the Circular Economy:an economic and business rationale for an accelerated transition.Ellen MacArthur Foundation.(2012).

(5)Biomimicry.Innovation Inspired by Nature.HarperCollins Publishers.Janine M.Benyus.Edición española :Janine M. Benyus.Biomímesis.Ed. Tusquets(2012).

(6)Circular Bussiness Model Innovation :Inherent Uncertainties (2015)Business Strategy and Environment.

(7)La economía “redonda”.Carlos Fresneda.

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