¿Qué os pasa?



Hemos llegado a la orilla de un mundo del cual no tenemos experiencia, y donde todas nuestras preconcepciones deben replantearse”.

(D’Arcy Thompson)

Planteamiento
Basándonos en los indicios y emergencia climática actuales, podemos afirmar que en los próximos 50 años los problemas más graves y acuciantes a los que nuestro sistema natural y social como especie se van a enfrentar son:

   La sequía,
   Hambrunas,
   Falta de agua potable,
   Exceso de basura y contaminantes ambientales,
   Problemas de salud,
   Pérdida continua de biodiversidad,
   Acumulación poblacional en mega ciudades con sus efectos colaterales,
   Sobreexplotación agropecuaria que obligará a la adaptación de nuevas formas de
     productividad,
   Individualismo generalizado,
   Falta de solidaridad,
   Desigualdad,
   Desprotección gubernamental.

Sequía y destrucción de ecosistemas.
Todos estaremos de acuerdo y mejor informados por infinidad de lecturas, publicaciones científicas, apreciaciones subjetivas personales, noticias e impactos recibidos a diario, que el calentamiento global del planeta es un hecho fehaciente, pero según afirma Energy Saving Trust tan sólo un 4% de nosotros ha efectuado cambios de consideración en su forma de vida1.

El premier británico Tony Blair, afirmaba en 2004, hace ya quince años, que el cambio climático es “el tema de mayor importancia al que nos enfrentamos a nivel mundial”2.

En España, Rubén del Campo —meteorólogo de la AEMET—, confirmaba al diario El Independiente que “el verano de 2019 ya es cinco semanas más largo ahora que en los años 80”, que “estamos en una sequía meteorológica”, así como que “El año hidrológico termina como el cuarto más seco del siglo y con los embalses un 24% por debajo de la media”, y que según las previsiones se espera un otoño más seco de lo común.

En la región mediterránea, las temperaturas medias anuales ahora son aproximadamente 1,5° C más altas que durante el período 1880-1899, muy por encima de las tendencias del calentamiento global.
El problema de la sequía no sólo afecta a nuestro país y al arco mediterráneo, sino que toma ya carácter planetario, afectando a todas las regiones. Existe una razón poco conocida, como es la sequía y sus consecuencias, por la que migrarán en un futuro cercano millones de habitantes en grandes regiones de África, Australia, América Central y México.

En un mensaje difundido el 17 de junio de 2019 con motivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, el Secretario General de la ONU destaca que la degradación de las tierras (unos 24.000 millones de toneladas de suelo fértil se pierden cada año) donde la desertificación y la sequía son grandes amenazas que afectan y afectarán a grandes desplazamientos de masas de habitantes, calculándose que en 2045 asciendan a 135 millones de personas3.
La sequía conlleva no sólo, falta de agua, constante perdida de suelo aprovechable para el cultivo, disminución paulatina de cosechas, perdidas de masas forestales y de biodiversidad, hambrunas, o desplazamientos masivos de población, sino que global y fundamentalmente provoca inhospitalidad y pobreza para las personas4.
Hambrunas
Según pronostica el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), durante el presente siglo la temperatura media subirá entre 1,1º C y 6,4º C. En el último siglo la temperatura media de la superficie de la Tierra ha aumentado un 0,6º C, el mayor incremento de los últimos 10.000 años.

Como ejemplo, hablemos de Madrid, es la capital europea con mayor aumento de temperatura media de los últimos 30 años: 2,2º C. Sin duda estamos ante un problema de aceleración de calentamiento global de considerables consecuencias provocado por el ser humano. Entre una de esas consecuencias, íntimamente ligadas a la sequía, están las hambrunas poblacionales, como las que están ocurriendo en diferentes partes del planeta como el África Subsahariana (Chad, Níger o Zambia). Un aumento de temperatura de entre 2º C y 3º C llevaría a 800 millones de personas al límite de la malnutrición, cifras que se sumarían al 12% de la población mundial más vulnerable que hoy en día viven en los umbrales de la miseria.

Sin tierra fértil no hay cosechas y sin ellas alimento.

Los escasos y degradados recursos de los países pobres unidos a los desmanes sociopolíticos insolidarios favorecen las hambrunas, aumentando la triste consecuencia y realidad4.

Falta de agua potable
Otro grave eslabón de la cadena de consecuencias que el cambio climático generalizado está y seguirá siéndolo en las próximas décadas, si los daños planetarios no se van afrontando con decisión desde distinta perspectiva, es la cada vez más escasa cantidad de agua potable necesaria para la vida.

Existe un marcado carácter relacional entre el afán extractivo de agua de nuestros acuíferos con fines de regadío para trasformación agraria y la bajada sustantiva e importante de aquellos.
Hace dos décadas y valga como ejemplo que nos afecta de cerca, el hecho que recordarán los habitantes de La Mancha, en el centro de España, una de las zonas vitivinícolas más importantes del arco mediterráneo, como se decidió modificar, en aras de una mayor productividad, hectáreas y hectáreas de secano donde la vid históricamente había tenido una fuerte implantación por la replantación de grandes extensiones de maizales, implementando su producción a base de perforar centenares de pozos de explotación extractiva destinados al regadío de los mismos y haciendo descender drásticamente el gran acuífero de su subsuelo. El subsistema acuífero denominado Mancha Oriental, el cual se extiende sobre 7.650 km2, distribuidos entre las provincias de Albacete (74%), Cuenca (18%), Valencia (7,5%) y Murcia (0,6%) que han provocado la bajada de los niveles de hasta 65 metros desde el inicio de los controles, allá por 19735.

A la anterior provocación de deficiencia hídrica debemos añadir las filtraciones continuas al subsuelo de gran cantidad de fertilizantes nitrogenados que elevan los niveles organolépticos del agua disminuyendo su potabilidad, así como la creciente falta de reposición y recarga debido a la progresiva disminución de las lluvias. Tampoco podemos dejar de lado el inmenso gasto no eficiente de agua potable que requiere la industria mundial, especialmente la textil para mantener su producción.

Exceso de basura, residuos y contaminantes ambientales
El vertido masivo de CO2 y demás gases como resultado de las combustiones contaminantes a la atmósfera incrementa el efecto invernadero, alterando el equilibrio térmico y reteniendo parte importante de la energía solar reflejada por la Tierra, como ampliamente ha quedado demostrado por la comunidad científica internacional.

Desde la sociedad preindustrial hasta nuestros días, la concentración de CO2 ha pasado de 260 ppm (partes por millón) a casi 400 ppm y todo parece indicar que en tres o cuatro décadas alcanzaremos las 500 ppm, a pesar de los tratados internacionales, buenas intenciones de algunos países industrializados y la dejadez interesada de otros, no tan solidarios como EE.UU., China, Brasil o India, desde el protocolo de Kyoto en 19926.

Entre todos hemos roto el equilibrio.

La producción y utilización continuada y creciente de combustibles fósiles, excesos consumistas en países desarrollados, así como la gran utilización de plástico a nivel mundial, utilización masiva de fertilizantes, multitud de incendios forestales provocados y grandes quemas de superficie arbórea y selvas vírgenes —recordemos los inmensos incendios provocados furtivamente este mismo verano de 2019 de vastas áreas, como nunca se habían producido en la selva amazónica y su cuenca— para su supuesta reconversión en pastos y explotación minera, contaminación de aguas continentales y grandes océanos, dibujando un panorama muy poco halagüeño que hace acuciante no perder el tiempo como especie en reparar.

Nos va la vida en ello a nosotros y a las generaciones venideras.


Problemas de salud y pandemias
El ser humano, a pesar de sentirse engreídamente el auténtico destinatario de la vida, no es ajeno, ni a podido serlo nunca, a todo aquello que ha comportado cuanto le rodea y acompaña. La salud de la población no es un tema ajeno, sino más bien todo lo contrario, tiene un enraizamiento de todos aquellos acontecimientos que le envuelven como ser, amén de su condición fisiológica general de longevidad a la que como especie no puede escapar ni eludir.

Por tanto, todo cuanto el hombre haga sobre el medio que le rodea, que no quepa ninguna duda, que va a repercutirle a corto, medio y largo plazo, en su estado de salud individual y colectiva.

   Si el hombre contamina su medio natural, se está auto contaminando,
   Si sus aguas carecen de salubridad su microbiota intestinal hará lo que pueda por
     él, pero no le va a ayudar sostenidamente y enfermará,
   Si la industria y su ritmo de vida contamina su aire, sus pulmones y su corazón se
     resentirán más pronto que tarde,
   Si la malnutrición y deficiencias alimentarias no corresponden a los estándares
     básicos que la OMS preconiza, sus esperanzas de vida y enfermedades
     degenerativas disminuirán y aumentaran respectivamente,
   Si la pirámide poblacional sigue invirtiéndose y cada vez caminamos hacia una
     población más envejecida, los problemas sociales del Planeta serán más
     acuciantes.

El progresivo hacinamiento poblacional en grandes urbes industrializadas a las que se suma la concepción y forma de actuar actuales repercutirá negativamente sobre la salud integral y de convivencia del individuo en las próximas décadas.

Perdida continua de biodiversidad
La alteración progresiva de los ciclos biológicos y rotura e impacto acelerado sobre los bucles naturales que estamos antrópicamente provocando con nuestra actual forma de entender el progreso, comporta la desincronización que afecta claramente a los cambios que tanto flora como fauna y paisaje están sufriendo.

Este hecho nos anuncia una preocupante pérdida de biodiversidad.

En España, cultivos de secano como el olivo pueden desaparecer en algunas zonas, así como cultivos de regadío, como es el caso de los cítricos, tendrán que desplazarse a zonas con un mayor balance hídrico, ya de por sí muy mermado.

La salinización por la posible subida del agua del mar de humedales costeros, como pueden ser el caso emblemático de la Albufera de Valencia, unido a la eutrofización sostenida a lo largo de años por contaminantes pone en serio peligro innumerables especies animales y vegetales, a su hábitat, biotopos y la rotura inexorable de sus respectivos ciclos.

La Península Ibérica alberga el 62% de reptiles y anfibios que viven en Europa, debido a los problemas de aridez; junto con Francia nos convertiremos en uno de los focos de extinción y pérdida de biodiversidad mayor a nivel del continente.

A nivel global, con una temperatura in crescendo en todo el Planeta, los insectos acortaran sus ciclos biológicos, o por el contrario tener un crecimiento masivo favorecido por la extinción de aves.

Los medios informan con mayor asiduidad de la perdida, disminución y muerte de insectos polinizadores como las abejas, a consecuencia del exceso de productos fitosanitarios empleados en el control de plagas en las explotaciones agrícolas.

Las grandes selvas tropicales constituyen verdaderos pulmones y fuente de diversidad para el planeta; con la degradación y contaminación marina nos estamos “llevando por delante” —entre muchas más cosas— de forma irrecuperable, otra fuente más efectiva si cabe que los grandes pulmones verdes de la Tierra para la producción de O2 como es la muerte del fitoplancton (conjunto de seres autótrofos del plancton con fines fotosintéticos) que habita en los mares y que es el responsable del la emisión estimada de entre el 50 % y el 85% del O2 que recibimos, además de ser la parte principal y base de la cadena alimentaria de los ecosistemas acuáticos con lo que ello supondría para la perdida de diversidad marina8.

Si la pérdida de biodiversidad se acelera, no dejemos de pensar que también nosotros somos una especie más.

Desplazamientos y acumulación poblacional

"En los momentos de crisis sólo la creatividad es más importante que el conocimiento."

Albert Einstein

Todos los problemas anteriores están intrínsecamente conexionados y su esencia primaria y graves consecuencias secundarias caminan de forma conjunta e inseparable sobre una estrecha línea entrelazada, cuyas múltiples causas tienen una lectura multidisciplinar, de difícil resolución a priori.

Ante este caótico panorama con el que estamos tropezando en estos momentos, podemos seguir reaccionando, afrontándolo y pensando linealmente como especie, como venimos haciendo desde hace 120 años, con la incontrolada explotación de los recursos a gran escala e industrialización, donde los medios y fines de producción están por encima de cualquier consideración y efecto colateral, donde la producción y el enriquecimiento rápido y a toda costa está por encima de todo y de todos, con la obsesión de pensamiento lineal sin retorno, destruyendo en aras del progreso y una supuesta vida mejor, afirmando continuamente lo que hay que hacer sin renunciar a nuestro modo actual de vida híper consumista y de “pseudo necesidades” adquiridas. O, por el contrario, cambiamos de verdad nuestros esquemas mentales y de actuación.
Desde hace varias décadas voces autorizadas de intelectuales, políticos, proteccionistas, especialistas en biodiversidad, y organismos internacionales están denunciando la avaricia, desconsideración o desconocimiento con que amplios sectores sociales afrontan el problema9.

Justo en 2019 de forma global todos los hechos anteriores se precipitaron, han encendido todas las alarmas; nos hemos empezado a dar cuenta como especie —salvo personas e instituciones con poder, interesadas en ciertos intereses— que el homo sapiens no puede seguir por el camino de la autocomplacencia en algunos casos o de esconderse y obviar el devenir con la esperanza que alguien desde algún lugar y en cualquier momento va a venir a frenar esta forma de actuar, a frenar la autodestrucción y maltrecha herencia que recogerán nuestros hijos y a frenar esta forma de pensar, cuando lo más normal es que de una vez por todas, todos cambiemos de paradigma mental.

La política y políticos actuales en una gran mayoría sólo necesitan votos, sólo los quieren para asegurar su permanencia. Ya no vale tan sólo vivir por vivir, sino “corregir el tiro” y:

Pensar diferente para poder vivir diferente.

Recientemente un estudio (*), viene a visualizar que las bacterias nos están enseñando que la teoría de la evolución emitida en su día por Darwin no es del todo completa, si tomamos como único dogma aquel que demuestra que aquellas especies que mejor se adaptan son las que sobreviven; sino más bien aquellas que eficientemente mejor colaboran e interaccionan entre ellas.

Ante tal panorama, por momentos casi apocalíptico, surgen infinidad de preguntas en profundidad:

   ¿Qué podemos hacer?
   ¿Qué cambios debemos implementar?
   ¿Cuáles son los aspectos más acuciantes por los que comenzar?
   ¿Llegamos a tiempo?
   ¿A qué manera diferente debemos acostumbrarnos a pensar?
   ¿Cómo lo podemos hacer para conseguir ese cambio de paradigma sistémico
     necesario?

Todas las respuestas y sus infinitas variantes a estas preguntas podemos encontrarlas pensando global y sistémicamente en una maestra infalible como es la vida sobre la Tierra y su forma de organizarse, adaptarse y estructurarse, ya que no en vano nos lleva 3.800 millones de años de adelanto, no nos cabe la más mínima duda.

Copiar a la naturaleza —Biomimética en término simple— al menos nos abre el espectro de visión sobre problemas planteados, y es evidente que al obrar y actuar según los cánones naturales no parece obvio que vayamos hacia un abismo incierto y a corto plazo, pues ningún sistema natural auto sostenido en bucles difícilmente se auto fagocita sin despropósitos antrópicos externos.
Por el contrario, en nuestras sociedades mal denominadas “avanzadas”, estamos destruyendo con nuestra forma de pensar, actuar y a pasos agigantados los pocos bucles cerrados que nos quedan. En los últimos 50 años la especie humana con esta forma de pensar y actuar ha perjudicado y destruido más ecosistemas sobre la Tierra que en los 2.000 años precedentes juntos.

Desde este punto de vista, y pensando en profundidad y detenimiento las preguntas internas empiezan a tomar otro cariz como, por ejemplo:

   ¿Qué planes tiene la naturaleza para esto o lo otro?
   ¿Cómo resuelve la naturaleza nuestras dudas o necesidades?
   ¿Cómo resolvería eficientemente la naturaleza nuestros problemas y
     planteamientos actuales de todo tipo?

Esto no es nuevo, y el copiar a la naturaleza como ha ido evolutivamente resolviendo sus problemas de adaptación y eficiencia ya tiene un nombre y término acuñado desde la segunda mitad del siglo XX como Biónica o posteriormente denominada a principios del siglo XXI (Janine Benyus, 2012) como Biomímesis.

Mucho antes, durante el renacimiento, ya habían reparado en que copiar procesos naturales y aplicarlos, aprendiendo de ellos, para resolver obstáculos era una forma extraordinaria de avanzar y evolucionar, no cabe más que indagar en las obras y artilugios del genial Leonardo da Vinci para pensar que la imitación de la forma resolutiva de la naturaleza es un buen “negocio” evolutivo, cooperativo, provechoso y sostenible para el devenir de la especie humana y el hogar que habitamos, el Planeta Tierra.

Si la historia de la ciencia enseña algo, es humildad, y nadie puede ser criticado por no actuar sobre lo que no se sabe. Pero nuestros nietos seguramente nos culparán si descubren que entendemos la realidad del cambio climático antropogénico y no hacemos nada al respecto10.

Otro capítulo aparte merece el pensar:

• ¿De qué forma vamos a hacerlo, actuando en cada caso concreto?
• ¿Cómo nos subordinamos a la sabiduría natural?

Referencias
     1   Energy Saving Trust, 2007. Green Barometer
          https://energysavingtrust.wordpress.com/2007/07/. 2019.
     2   Blair, Tony. 2004. Speech at the launch of the Climate Group.
         https://www.theguardian.com/politics/2004/sep/15/greenpolitics.uk. 2019.
     3   Dickinson, Daniel. 2019. ONU Noticias.
         https://news.un.org/es/tags/dessertificacion, 2019.
     4   Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. 2008. Extraído de: Cambio
         Climático. Preguntas y Respuestas. Exposición itinerante Obra Social Caixa
         Cataluña. https://www.erf.cat/web/php/cas/fserveis7ad9.html?id_text=650. 2019.

     5   Informe de Aquagest (concesionaria del servicio municipal de aguas de
         Albacete).
     6   Convenio Internacional de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. 1992.
         Kyoto. https://www.wikiwand.com/es/Protocolo_de_Kioto. 2019.
     7   Monbiot, George. 2008, Calor. Como parar el calentamiento global. RBA libros.
     8   Aupi, Gonzalo, 2019. El pulmón Azul. Levante EMV.
         https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2019/10/28/pulmon-
         azul/1937887.html. 2019.
     9   Bourguignon, Didier. Halleux, Vivienne. Dobreva, Alina. 2019 EPRS | Servicio de
         Estudios del Parlamento Europeo. PE 628.233 – junio de 2019.
     10 Oreskes, Naomi. 2004. El consenso científico sobre el cambio climático,
         Science, 03 dic 2004: vol. 306, número 5702, pp. 1686.

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