Biopensamiento en el Antropoceno


¿Cómo lo resolvería la naturaleza?

¿Envolvería la naturaleza sus propios productos, frutos, estructuras y formas con materiales no biodegradables?

Es difícil pensar y encontrar que así sea.

Si vamos a tomar como referencia la forma de organización natural, no tiene mucho sentido que nosotros, como especie interdependiente, sigamos haciendo lo contrario.

Envolvemos, construimos, transportamos, fabricamos y manufacturamos un altísimo porcentaje de cuanto llega y pasa por nuestras manos con materiales que tardarán miles de años en degradarse, con lo que contribuimos sin descanso a incrementar los residuos en el planeta.

Diariamente, la globalización nos confirma lo anterior. Frutas transportadas de continente a continente, de país a país en horas; manufacturas que deben viajar miles de kilómetros y llegar en perfectas condiciones a sus destinos, donde sus expendedores las necesitan protegidas para evitar pérdidas económicas. Sin embargo, dada la delicada situación y emergencia climática en la que nos encontramos, tenemos la obligación de empezar a «biopensar». Pero, ¿cómo hacerlo para evitar que las generaciones venideras solo reciban desechos difícilmente degradables?

La naturaleza actúa regulada por ciclos que aprovechan el producto de forma inmediata. El progreso desaforado nos hace «evolucionar» con rapidez favoreciendo el desarrollo económico y, al mismo tiempo, «involucionar» rompiendo equilibrios y ciclos y traspasando continuamente los límites sin pensar en las consecuencias. En la era del Antropoceno, cruzar estos límites está conllevando consecuencias catastróficas en todo el planeta y efectos degradantes a todos los niveles que nos afectan a nosotros como especie y, por ende, también a todas las demás.

Actualmente, estos son algunos de los límites que cruzamos sin «biopensar»: más plástico, más contaminación; más transporte, más consumo de combustibles fósiles y mayor deterioro atmosférico; más materiales minerales contaminantes, más pobreza para terceros países; más consumismo salvaje, mayor aumento de los efectos anteriores.

Pero, ¿qué hacemos? ¿Nos quedamos con los brazos cruzados? ¿Rompemos los ciclos económicos y de riqueza inmediata para parar todo este desatino? ¿Podemos seguir con los actuales modelos de progreso? ¿Nos lo permitirán los agentes económicos? Miles de preguntas que plantearnos sin renunciar a respuestas y soluciones biosostenibles.

Habrá que armarse de valor y serán necesarios años y la unión decidida de la colectividad para atravesar este desierto.

Pero, ¿cómo lo atravesamos? ¿Por dónde empezar? ¿Con quién contar? ¿Qué modelo seguir que no nos aboque de nuevo a repetir los mismos errores en un futuro próximo? ¿Tiene futuro este planeta? Nosotros, desde una visión no catastrofista, aún tenemos mucho que decir y aportar para prolongarlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Bauen

Arroz verde con espinacas… si el clima lo permite

Biónica vs biomimética