«Calentar, golpear y tratar»[1]
Un
modelo incompatible con la vida
«Cuando nos damos cuenta de lo
que es verdaderamente sostenible, vemos que el único modelo real que ha
funcionado durante largos periodos de tiempo es el mundo natural».
Janine M. Benyus
Configuramos
nuestro entorno material con los mismos principios que descubrimos en el
Neolítico (calentar, golpear y tratar), a los que hemos incorporado mejoras
tecnológicas. Estos principios nos han conducido a una aparente mejora de la calidad
de vida y han ampliado nuestras escasas cualidades como especie para la
supervivencia, pero también han incrementado nuestra capacidad transformadora y
destructiva del entorno natural. Esta forma de obtener las materias primas y de
fabricar los productos ha envenenado el aire y contaminado la tierra con todo
tipo de basura indestructible a corto plazo. En definitiva, hemos creado un
modelo incompatible con la vida.
La
naturaleza no utiliza ninguno de estos principios y, sin embargo, durante
millones de años se las ha ingeniado para fabricar materiales compatibles con
la vida de una complejidad envidiables.
Las
bacterias, los microorganismos, las algas y los hongos son los grandes
fabricantes de los materiales naturales e, ineludiblemente, tendrán que serlo para
nosotros en un futuro inmediato.
Los
principios, modelos y procesos de la ciencia de materiales actual tienen que transformarse
para poder «biofabricar». En este cambio de paradigma se
incluye a los equipos humanos, que deben ser transdisciplinares. La arquitecta
Neri Oxman ya está trabajando en el MIT Media Lab del Instituto Tecnológico de
Massachusetts con equipos integrados por biólogos, ingenieros, químicos,
informáticos, diseñadores, artesanos…
La
biofabricación, por tanto, consiste en crear materiales y productos a partir de
organismos vivos. Sin duda, es el comienzo de la próxima gran revolución
industrial que se está iniciando. La arquitecta estadounidense Ginger Krieg
Dosier está fabricando ladrillos de cemento con arena y soluciones acuosas ricas
en nutrientes (bacterias) y procesos exentos de los principios anteriores[2]. La
tecnología que usa se inspira en el estudio de la estructura del coral. El
resultado es un material de construcción fuerte y duradero obtenido con un
impacto neto de cero emisiones de CO2.
Neri
Oxman construye cúpulas tejidas por gusanos de seda siguiendo sus pautas
naturales de conducta[3] sin
necesidad de hervir los capullos para obtenerla. En la construcción de las
cúpulas explora la relación entre el mundo digital y el biológico. Mediante el
uso de herramientas digitales, crea una red poligonal que después completan los
gusanos de seda.
Ginger K. Dosier, bioMASON |
Neri Oxman, Silk Pavilion |
Suzanne E. Lee, Biocouture |
Company New Heroes, Growing Pavilion |
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